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sábado, 30 de abril de 2011

>Georgette

Permaneció un rato callada esperando su respuesta. En realidad no le apetecía hablar con él porque sabía que no iba a escuchar las palabras que tanto necesitaba. La tecla roja de su viejo teléfono la tentó de manera sobrenatural y estuvo un largo silencio acariciándola. Sabía perfectamente que cuando algo va mal no debes huir de ello pero para Georgette resultaba mucho más fácil hacer como si nada nunca hubiese pasado. El aire de la ventana abierta le quemaba las retinas y sus grandes pupilas azul cielo le escocían de una forma exageradamente punzante. Quiso llorar pero no encontraba las lágrimas en su interior. El intestino se le revolvió ligeramente y tuvo ganas de vomitar todo lo que sentía por él.
A veces cuando estaba sola en casa, empezaba a romper vasos y platos y luego recogía los añicos cargados de orgullo pero también de culpabilidad. Después caminaba despacio hasta el baño y se metía en la bañera a derrumbarse. Le resultaba divertido morderse las uñas cuando no sabía a qué hora llegaría la hora de desayunarse la pena y así, a veces sin darse cuenta se pasaba el día malgastando minutos y guardando los segundos en la caja de cosas que utilizará en un futuro. 





>Georgette


Georgette dibujaba corazones con los dedos de las manos tan rápido como viajaba su corazón a través del pecho. Por un momento creyó que se le iba a salir de la garganta y que sus uñas de color rosa chicle, dignas de una niña, iban a volverse locas. Sonreía a ninguna parte y a veces, pero solo a veces, se le escapaba una lágrima de las entrañas. En su habitación todo estaba oscuro, esperaba distante una llamada. Hubo un momento en el que se planteó si apagar el móvil y arrancar los cables del teléfono fijo y así terminar con su eterna tortura china. Se recogió el pelo en una coleta alta y se miró al espejo. A tientas consiguió ver reflejada una imagen que ella etiquetó como fea. Se acercó al tocador y se esparció un poco de polvos por la cara intentando tapar las cicatrices de su alma. Luego el colorete rosa hizo de inmediato el efecto que se suponía que debía hacer.
Estaba sola en casa, y quizás eso fuese lo que más la preocupaba, que si el dolor le daba demasiado fuerte y la ataba a la soledad su vida se convertiría en un Hecatombe y entonces, podía darse por perdida. Fue hasta el reproductor de música y lo encendió. En realidad odiaba la canción que sonaba en esos momentos, así como odiaba bailar, la pizza, y el helado de fresa. Sonó el teléfono minutos después y aunque dudó en cogerlo, lo hizo.
-¿En qué piensas?- dijo una voz masculina al otro lado de la línea, la cual ella reconoció al momento.
-En la gente…
-¿En qué tipo de gente?- volvió a inquirir el individuo.
-En personas que están perdidas, que no se encuentran, que tienen sueños que saben que nunca se harán realidad. En personas que esperan una llamada, un mensaje, un sonido, una señal, que se mantienen observando el tic-tac del reloj tanto tiempo que se olvidan de que existen las horas… 


viernes, 29 de abril de 2011

>No regrets. Just Love.


"Toco el café caliente con mis manos, la espuma se sale del vaso de cartón. Notó una mano en mi hombro, me doy la vuelta y le miró en los ojos. El me sonríe. Y yo me rio mientras le ofrezco sentarse. El se sienta. Nos miramos detenidamente y sus ojos me queman las retinas, notó una atracción inevitable, pero ahí se acaba todo. Todos mis sentimientos se apagan para siempre.
Y nunca se encenderán y volverán a vivir."

- Qué difícil intentar salir ilesos de esta magia en la que nos hayamos presos.