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sábado, 14 de abril de 2012

Y yo aguanto los inviernos igual que las patadas.


A mi se me veia el tanga, a ti las intenciones. Es una de esas cosas que ves venir, que se pueden presenciar, que sabes que ocurrirán, y sin embargo, las olvidas porque también sabes que son lo suficientemente dolorosas como para destruirte. Nunca dejes que nadie sea tu todo, porque cuando se vaya, ya no te quedará nada, y entonces, solo serás esa sonrisa triste pintada, sin más, pero con menos fuerza. Por eso, no te prometo estar ahí para siempre, ni para cualquier cosa, pero te juro sonrisas y te bailo besos por donde quieras, a la hora del café o a la de acostarse la pena, que yo aun me quedaré un rato más pidiendole a la Luna que no te vayas más lejos que a mi lado, que no te sienta más cerca que en mis labios.


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